viernes, 13 de octubre de 2023

 

 EL HEREM O EXTERMINIO SAGRADO BÍBLICO

Pese a los errores en la mención de algunas ciudades, no hay duda de la veracidad de la descripción de esta institución bíblica. La fuente principal son los versículos 16 y 17 del capítulo 20 del Deuteronomio:

"En las ciudades de estos pueblos que el Señor tu Dios te da en heredad, no dejarás con vida nada que respire, sino que los destruirás por completo: a los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, tal como el Señor tu Dios te ha mandado".

Se refieren a las guerras de los israelitas contra los pueblos de Canaán (territorio de los estados actuales de Israel, Gaza-Cisjordania, zona occidental de Jordania y algunos puntos de Siria y Líbano), donde ellos llegaron en el siglo XI a.n.e., en las que Yahvé obliga a su pueblo elegido la aniquilación total del enemigo, de todo ser viviente que respire.

¿A que la situación actual que se vive en esa misma zona es un calco de lo que dice el Deuteronomio? ¿Es posible que nada haya cambiado, después de más de 3.000 años, en la mente de muchos políticos actuales? ¿Que hayamos aprendido tan poco de la democracia?

Israel, por supuesto, no fue el creador de esta abominable práctica genocida, la copió de otros pueblos más antiguos de la zona y de los imperios mesopotámicos, pero como «religión del libro» se ha encargado de difundirla por todo el mundo a través de otros conceptos adaptados: guerra santa, inquisición, exterminio, genocidio... Solo la ha condenado, cuando otros pueblos la han practicado contra él: Roma en el año 70 y el nazismo en la II GM.

¡Qué malos son los dioses creados por los nacionalismos a su imagen y semejanza!

 

martes, 14 de diciembre de 2021

¿QUÉ PREFIERES PARA EL «25 DE DICIEMBRE»? ¿«FELIZ NAVIDAD» O «FELICES FIESTAS»?

Yo, prefiero «FELICES FIESTAS» y te explico por qué. Causa admiración la magistral práctica de la iglesia oficial para conseguir una rápida cristianización de los pueblos, en la medida que iba logrando la conversión individual de sus jefes o reyes, con «la adopción de fiestas paganas bautizándolas con otro nombre y/o contenido». En lo poquito que recogieron los evangelios canónicos y apócrifos sobre la infancia de Jesús, no dijeron nada sobre el día y año exactos de su nacimiento, porque ese tema no interesaba para nada en los primeros siglos de evangelización, que se centró en la preparación de su prometida segunda vuelta (parusía), que creían que iba a ser inminente.

Los historiadores solo están de acuerdo en que su nacimiento no pudo ocurrir el 25 de diciembre y que el cálculo del año del mismo, que hizo Dionisio el Exiguo en el 532, tiene un error entre 4 y 7 años de más, pero sin poder precisar con más exactitud. Fue a mitad del siglo IV cuando se fijó el día 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Jesús de Nazaret. ¿Por qué? Porque, a partir del siglo I habían ido tomando arraigo en el mundo romano las «Fiestas Saturnales» (dedicadas al dios Saturno), que tenían lugar una semana antes del 25 de diciembre, en las que se celebraba, entre otras cosas, algo que siempre me ha llamado la atención: «la igualdad original entre los hombres...», pues durante su celebración se suspendía el poder de los amos sobre sus esclavos, a los que les reconocían el derecho a hablar y actuar con total libertad, criticar los defectos de sus amos e, incluso, estos se ponían a servirles en la mesa.

Con el paso del tiempo, los romanos adoptaron creencias y cultos orientales relativos al nacimiento de los dioses solares protectores de los agricultores (Osiris, Isis, Mitra), cuya festividad colocaron precisamente tras la finalización de las saturnales y los emperadores del siglo III terminaron por fusionarlos e imponer el Día del «Natalis Solis Invicti» (Nacimiento del Sol Invicto) el 25 de diciembre en todo el imperio, con una clara alusión a la victoria/regeneración de la luz solar frente a la oscuridad del díamás corto del año en el hemisferio norte (solsticio de invierno). Un siglo y algo después, el papa, con la apremiante obligación de cristianizar la gran masa de población del imperio romano, cristianizó el 25 de diciembre del calendario romano fijando en ese día la Natividad de Jesucristo, prohibiendo cualquier otro contenido social o religioso.

Por tanto, el 25 de diciembre del año 1 de la era cristiana no nació ningún «mesías», ni en el mundo judío, ni en el romano, ni en el cristiano... Eso sí, desde tiempos inmemoriales se ha venido celebrando en esas fechas una fiesta de deseos de luz frente a las tinieblas del invierno, que empieza con el solsticio del 21-22 de diciembre, de esperanza vs depresión, de fraternidad vs autoritarismo y que, desde la expasión cultural del hemisferio norte, ha terminado imponiéndose en todo el planeta.

Para una mayor información, este artículo de una autoridad en la materia, Javier Alonso López, el año pasado por estas fechas, es excelente:

👉 https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/cuando-nacio-jesus-de-nazaret/